4Todo el que comete
pecado comete también rebeldía, porque el pecado equivale a la rebeldía. 5Como
sabéis, él se manifestó para quitar los pecados, y en él no hay pecado.
6Ninguno que permanece con él se da al pecado; nadie Que se da al pecado lo ha
visto ni lo ha conocido.
7Hijos, que nadie os
extravíe: quien practica la justicia es justo, como justo es él; 8quien comete
el pecado es del Enemigo, que ha sido pecador desde el principio. Precisamente
para esto se manifestó el Hijo de Dios, para deshacer las obras del Enemigo.
9Quien vive como
nacido de Dios no comete pecado, porque lleva dentro la semilla de Dios; es
más, porque vive como nacido de Dios, le resulta imposible pecar.
10Con esto queda
patente quiénes son los hijos de Dios y quiénes los hijos del Enemigo. Quien no
practica la justicia, o sea, quien no ama a su hermano, no es de Dios; 11porque
el mensaje que oísteis desde el principio fue éste: que nos amemos unos a
otros; 12no como Caín, que estaba de parte del Malo y asesinó a su hermano. Y
¿por qué lo asesinó? Porque sus propias acciones eran malas y las de su hermano
justas.
13No os extrañéis,
hermanos, si el mundo os odia.
14Nosotros sabemos
que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a los hermanos. No amar
es quedarse en la muerte, 150diar al propio hermano es ser un asesino, y sabéis
que ningún asesino lleva dentro la vida definitiva.
16Hemos comprendido
lo que es el amor porque aquél entregó su vida por nosotros; ahora también
nosotros debemos entregar la vida por nuestros hermanos. 17Si uno posee bienes
de este mundo y, viendo que su hermano pasa necesidad, le cierra sus entrañas,
¿cómo va a estar en él el amor de Dios? 18Hijos, no amemos con palabras y de
boquilla, sino con obras y de verdad.
EXPLICACIÓN.
4-18. El pecado o injusticia, que consiste en impedir,
reprimir o suprimir la vida en el hombre, es rebelión contra Dios (4), pues se
opone al plan divino, que el hombre alcance su plenitud, e inutiliza la obra de
Jesús (5). Imposible estar unido a Jesús y practicar la injusticia (6); en él
no hay pecado, cf. Jn 7,18: «en él no hay injusticia».
Peligro por la doctrina de los disidentes (7-8): la conducta
manifiesta el ser de la persona y muestra a quién da el hombre su adhesión
profunda y qué valores inspiran su conducta. El Enemigo, gr. diabolos,
«enemigo, adversario", personificación del principio inspirador del
sistema injusto y opresor del hombre (cf. Jn 8,44); desde el principio, alusión
a la tentación del paraíso. La obra de Jesús tendía precisamente a echar abajo el
sistema injusto (8b).
Vive como nacido de Dios (9), traducción del perfecto
griego, que no denota solamente el acto de nacer, sino también el influjo
permanente de esa realidad en el curso de la existencia. Quien vive como hijo
de Dios no comete injusticia, pues el hijo se comporta como su Padre (cf. Jn
5,19; 8,39); semilla, gr. sperma, cf. Jn 8,37: descendencia (sperma) de
Abrahán.
Este criterio permite discernir más allá de las palabras
(10). Si un individuo comete habitualmente obras contrarias a la justicia o al
amor, está alejado de Dios. Obrar con justicia equivale a amar al hermano, y
éste es el mensaje, la palabra que Dios dirige a los hombres (11). La historia
de Caín es el ejemplo típico de la falta de amor. El odio del mal contra el
bien lleva a toda injusticia, incluso al asesinato (12).
No se puede esperar otra cosa de la sociedad perversa; el
orden opresor odia necesariamente a quien trabaja por el bien de los demás y
crea una nueva relación humana (13). Pero ese amor de obra es la prueba visible
de que quien lo practica posee la vida definitiva, es decir, tiene a Dios con
él; es la conducta el criterio que permite establecer la autenticidad de la
experiencia interior (14a). Odiar equivale a matar y a estar muerto; asesino,
cf. Jn 8,44 (14b-15).
Jesús hizo comprender que amar significa entregar la propia
vida para que los demás vivan (16; cf. Jn 10,11). El amor se demuestra con la
solidaridad de obra (17). Exhortación (18).
No hay comentarios:
Publicar un comentario